En la Iglesia Catedral de Posadas, el obispo Juan Rubén Martínez presidirá la misa de esta noche a las 20 y en su Carta Pastoral de Cuaresma «La fe y los otros», evidenció: «La fe de muchos está teñida de cierto individualismo que busca la propia perfección y se olvida que la fe siempre tiene una dimensión social, eclesial y comunitaria».
miércoles 05 de marzo de 2025 | 15:10hs.
Imposición de las cenizas en la misa del Miércoles de Ceniza en la Iglesia Catedral de Posadas. //Fotos: Marcelo Rodríguez.
La comunidad cristiana católica celebra el Miércoles de Ceniza, y da comienzo así a la Cuaresma, un tiempo propicio para la oración, la conversión y la esperanza. En la ciudad de Posadas desde las primeras horas de la mañana de este miércoles se suceden misas con la imposición de cenizas. Y están programadas las celebraciones durante toda la jornada en los diferentes templos para que los fieles puedan concurrir.
Acerca de este tiempo litúrgico que prepara a los creyentes para la Pascua, el sacerdote Jorge Benchaski, párroco de la Catedral, en una charla con El Territorio, expresó: «El tiempo cuaresmal, que comienza con el Miércoles de Ceniza, es un tiempo donde la Iglesia nos invita a vivir un tiempo de gracia, especialmente de conversión».
«La conversión de un cristiano comienza en un determinado tiempo, pero no termina nunca, es siempre buscar encontrarnos con el Señor, que nos llama nuevamente a revisar nuestras acciones cotidianas, a revisar cómo vamos viviendo nuestra dedicación y nuestra adhesión al Evangelio».

«Un signo fuerte»
En la misa, después del Evangelio y la homilía, se bendice y se imponen las cenizas de los ramos de olivo y otros árboles, bendecidos el año anterior al comienzo de la Semana Santa. Al imponer la ceniza en la frente de los fieles, el celebrante dice: «Conviértete y cree en el Evangelio», o bien «Recuerda que eres polvo y en polvo te convertirás».
Acerca del significado de la cruz de ceniza, Benchaski detalló: «El signo de la cruz de ceniza es reconocernos en nuestra humanidad. (Durante la imposición de las cenizas) unas de las formas que se dice es “de polvo eres y al polvo volverás». Es reconocernos que somos criaturas limitadas. Y volver a la humildad, volver a mirarnos, volver a encontrarnos, y sobre todo mirar a Dios, que también ve la bondad de nosotros. Entonces, el signo en sí es un signo fuerte, un signo de querer convertirnos y de entendernos que no somos dioses, y que no somos como inmortales. Nos hace sentir la finitud.
Precisamente, en la Iglesia Catedral San José, ubicada en la Plaza 9 de Julio de Posadas, la primera misa fue a las 7.15, la segunda misa tuvo lugar al mediodía de este miércoles. Mientras, la última celebración de la fecha será a las 20, presidida por el obispo Juan Rubén Martínez.
«La fe y los otros»
El obispo de la Diócesis de Posadas, presidirá la misa de las 20 en la Iglesia Catedral, y dio a conocer su Carta Pastoral de Cuaresmas 2025, que lleva el título «La fe y los otros».
En el extenso documento, el obispo Martínez llama a vivir este tiempo con fe, esperanza, conversión y haciendo un examen de conciencia de la moral social de esta época. A continuación, se transcriben algunos fragmentos de su carta.
«Iniciamos este tiempo cuaresmal como tiempo de gracia y penitencia que nos prepara para celebrar la Pascua, el misterio central de nuestra fe. Lo hacemos en un año jubilar de gracia donde nos disponemos a vivir la misericordia de Dios y nuestra conversión buscando ser puentes de su infinito amor para nuestros hermanos», comienza el escrito.
Y en otro pasaje, señala: «Al escribir esta carta, como Obispo y Pastor de nuestra diócesis, deseo que este tiempo litúrgico cuaresmal nos permita volver a Dios y realizar desde su gracia un profundo examen de conciencia que nos permita potenciar todo lo bueno de nuestra vida cristiana y, a la vez, convertirnos de todo aquello que nos aleja de Dios: nuestros pecados y omisiones, o bien, nuestras fragilidades y hasta nuestras adicciones que no nos permiten vivir el gozo de ser cristianos y personas de bien».

«Quiero agradecer el camino evangelizador que como Pueblo de Dios en nuestra diócesis de Posadas venimos realizando. Tanta gente, laicos y consagrados, sacerdotes y diáconos, que ponen su corazón en las comunidades y en su vocación y misión. Sin embargo, en esta oportunidad cuaresmal, es bueno discernir y preguntarnos qué cosas no responden al proyecto de Dios en nuestras vidas y qué desvíos en nuestra espiritualidad nos alejan de Él, para poder hacer un auténtico camino de conversión. Quiero señalar que en la legítima búsqueda de Dios de los cristianos observo que la fe de muchos está teñida de cierto individualismo que busca la propia perfección y se olvida que la fe siempre tiene una dimensión social, eclesial y comunitaria. Muchas veces se omite algo fundamental como la conciencia de que en la matriz del encuentro con Dios debe estar necesariamente la dimensión misionera y samaritana»…
Al señalar esto, miro con preocupación que a muchos consagrados y laicos les cuesta comprender la dimensión social y eclesial de la fe. Esto nos lleva a que nuestra fe sea una fe sin obras, sin los otros, dónde incluso nos asemejamos a los religiosos de la parábola del Buen Samaritano (cf. Lc 10,25-37), que pasaban indiferentes al lado del herido y tirado en el camino. También hoy podemos encontrar gente religiosa que mira para otro lado, a veces indiferente y muchas veces, aún peor, tornando posturas ideológicas que buscan eliminar al pobre, justificando su egoísmo aún en nombre de Dios, que, obviamente, no es el Dios que profesamos los cristianos.
(…) También en este contexto cuaresmal y apto especialmente para realizar un buen examen de conciencia debo señalar que es importante tener en cuenta los temas ligados a la moral social a la hora de confesarnos. Muchas veces es más habitual expresar el arrepentimiento por temas ligados a la sexualidad y las relaciones personales, sobre todo familiares, que revisar la vida también desde esta dimensión social, llámese robos, coimas, malversación de fondos, daños a terceros en lo laboral, etc. Son temas que hacen a la moral social y al magisterio social de la Iglesia que surgen del mismo Evangelio y ayudan a poner en práctica nuestra fe. Quizás aquí tengamos que revisar cómo transmitimos dicha moral social en nuestra catequesis y en nuestros sistemas educativos. Lo concreto es que en una sociedad donde hay tantos que profesan ser cristianos nuestros ambientes están llenos de formas de corrupción que incluso llegan a estructurarse. Y observamos que convivimos con normalidad e indiferentes en medio de tantos pecados sociales que dañan gravemente la fraternidad humana.
(…) Será fundamental en este tiempo cuaresmal en que queremos volver a Dios y a nuestros hermanos y sobre todo a nuestros hermanos más pobres y excluidos, revisarnos desde la caridad y la justicia, si con nuestro obrar vivimos el vínculo con Dios y los hermanos. Y también el daño que podemos realizar si los perjudicamos en nuestros criterios, opciones y decisiones, o bien, si los ignoramos y miramos para otro lado como los religiosos que pasaban indiferentes en la parábola del Buen Samaritano.
El mensaje del Papa: «Caminemos juntos en la esperanza»
El pasado 25 de febrero el Vaticano comunicó el Mensaje para la Cuaresma 2025 del Papa Francisco, que por estas horas tiene a todos los creyentes rezando por su salud.
En este documento, Francisco, destaca la centralidad de la resurrección en la fe cristiana.
Así, el Papa Francisco reflexiona sobre la muerte y la resurrección en su mensaje de este año para la Cuaresma, invitando a los católicos a una actitud de esperanza y a la «confianza en Dios y en su gran promesa, la vida eterna».
«Jesús, nuestro amor y nuestra esperanza, ha resucitado y, vivo, reina en la gloria. «La muerte se ha transformado en victoria y aquí reside la fe y la gran esperanza de los cristianos: en la resurrección de Cristo», escribió Francisco en su mensaje fechado el 6 de febrero, días antes de su internación en el hospital Gemelli el 14 de febrero. El texto fue publicado por el Vaticano, el martes 25 de febrero.
El Mensaje para la Cuaresma de 2025, año jubilar, tiene como lema: «Caminemos juntos en la esperanza».
«Caminemos juntos este camino con la esperanza de una promesa. Que la esperanza que no defrauda, mensaje central del Jubileo, sea para nosotros el horizonte del camino cuaresmal hacia la victoria pascual», exhorta el Papa.
En el mensaje cita la encíclica de Benedicto XVI sobre la esperanza, ‘Spe salvi’, subrayando la centralidad de la fe en la resurrección.
«Jesucristo, muerto y resucitado, es el centro de nuestra fe y la garantía de nuestra esperanza en la gran promesa del Padre, ya cumplida en Él, su Hijo amado: la vida eterna», afirma Francisco.
El texto subraya la necesidad de transformar la esperanza en gestos concretos en la vida de los cristianos.
«¿Estoy convencido de que Dios perdona mis pecados? ¿O me comporto como si pudiera salvarme solo? ¿Aspiro a la salvación y pido la ayuda de Dios para recibirla?», se pregunta el Papa en el texto.
Y agrega: «¿Experimento concretamente la esperanza, que me ayuda a leer los acontecimientos de la historia y me impulsa al compromiso por la justicia, la fraternidad y el cuidado de la Casa Común, para que nadie quede atrás?».
El Papa concluye encomendando este camino de esperanza a la intercesión de la Virgen María, «Madre de la esperanza», pidiendo que ella acompañe a los fieles, mientras se preparan para celebrar la alegría de la Pascua.
La Cuaresma es un período litúrgico de 40 días, que comienza con la celebración del Miércoles de Ceniza, este 5 de marzo y está marcado por llamadas al ayuno, a la limosna y a la oración; sirve como preparación para la Pascua, principal celebración del calendario cristiano y que este año cae el 20 de abril.



