
domingo 17 de noviembre de 2024 | 6:02hs.
Rosangela Da Silva resaltó el fin social de la reunión de líderes.
El ministro brasileño de Relaciones Exteriores, Mauro Vieira, dijo que preveía que 40.000 personas de los países del G20 asistieran a reuniones y paneles hasta ayer en almacenes remodelados del área portuaria del centro de Río de Janeiro y en el cercano Museo del Mañana. La cumbre principal se llevará a cabo en Río de Janeiro mañana y el martes.
Vieira dijo en la ceremonia de apertura del jueves pasado (a la que también asistieron otros ministros del gobierno y la primera dama Rosângela da Silva) que la reunión forma parte de la agenda del G20 de Brasil para promover el desarrollo sostenible y la energía verde, luchar contra la pobreza y reducir la desigualdad.
“No podría haber una discusión ni medidas efectivas sobre este tema sin acoger las contribuciones de la sociedad”, dijo Vieira.
Las propuestas desarrolladas en la cumbre social serán resumidas en un documento final que se presentará en la cumbre de líderes.
La primera dama Da Silva, conocida como Janja, dijo que iniciar el G20 con un evento enfocado en lo social distingue la presidencia de Brasil de las cumbres anteriores.
“Creo que podemos lograr que, a partir de esta, las voces sean escuchadas y sus recomendaciones realmente sean aceptadas”, declaró.
Por otro lado, representantes de las comunidades de bajos ingresos de Brasil también se han estado reuniendo en Río de Janeiro, parte de una iniciativa llamada F20, y la semana pasada presentaron una declaración conjunta que enumeraba sus prioridades. Estas incluyen combatir la desigualdad, promover la justicia climática, mejorar el acceso a los servicios sanitarios y avanzar en la inclusión digital y financiera.
Estos vecindarios, a los que se les llama favelas, albergan a 16,4 millones de brasileños, es decir el 8% de la población del país, según cifras oficiales
Y los retos que enfrentan las favelas son evidentes en lugares como el vecindario de Rocinha, en las colinas de Río, que recientemente recuperó el título de ser la favela más poblada fuera de la capital Brasilia. Los residentes de Rocinha lidian con falta de servicios sanitarios y de oportunidades económicas.
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