En el Centro Provincial trabajan psicólogos, kinesiólogos, profesores de educación especial y física, acompañantes terapéuticos, instructores de equitación y veterinarios
domingo 20 de abril de 2025 | 6:06hs.
Los chicos asisten a una hora de sesión semanalmente. Foto: Marcelo Rodríguez
El Centro Provincial de Equinoterapia retomó sus actividades, consolidando un espacio esencial para el acompañamiento de niños y adolescentes. Actualmente, 23 pacientes participan activamente de las sesiones semanales, mientras que otros 40 aguardan su oportunidad para iniciar el tratamiento.
“Se está poniendo en condiciones la pista principal. Por la amplitud de la misma nos permitirá trabajar con más pacientes y también, debido a su sistema de drenaje, se podría utilizar los días posteriores a que llueva”, explicó Rita Filich, psicóloga y coordinadora del espacio, ubicado a la altura del kilómetro 3,5 de la ruta nacional 105 en el paraje Santa Inés del municipio de Garupá.
La institución dispone de un gabinete para realizar sesiones cuando las condiciones climáticas impiden el uso de la pista, además de un salón de usos múltiples, caballerizas, baños accesibles, espacios verdes indispensables para los caballos y una pista de arena que es utilizada habitualmente para las actividades.
“Actualmente asisten 23 pacientes y tenemos una lista de espera de prácticamente 40 pacientes”, sostuvo la responsable del Centro en referencia a la demanda creciente del servicio.
Entre quienes reciben atención se encuentran niños con trastornos del espectro autista, TDAH, síndrome de Down, parálisis cerebral, entre otros diagnósticos, todos con la correspondiente prescripción médica que habilita su participación en las sesiones.
“Se puede trabajar tanto con niños, adolescentes y adultos con problemáticas en salud mental como estrés, trastornos de ansiedad, depresión, entre otros”, detalló la especialista respecto al abanico de personas que pueden beneficiarse de esta terapia.
La franja etaria de los pacientes abarca desde los 2 hasta los 14 años, aunque la coordinadora remarcó que no existe una limitación de edad para recibir equinoterapia, ya que cada caso es evaluado de manera individual para diseñar un plan de trabajo personalizado. Los pacientes asisten a una sesión de una hora una vez por semana.

En cuanto a los beneficios observados, la profesional subrayó que se trabaja de manera integral en diversas áreas de la persona. “Mediados por un equipo interdisciplinario de acuerdo a las necesidades del paciente, se puede trabajar tanto en la habilitación como en la rehabilitación de las diferentes áreas como ser físicas, emocionales, sensoriales, cognitivas y sociales”, indicó.
La evolución de cada niño es monitoreada desde el inicio del tratamiento a través de una evaluación diagnóstica, donde se plantean objetivos específicos, y mediante registros diarios que permiten ajustar estrategias según los progresos observados. “Periódicamente se vuelven a evaluar los objetivos y se modifican o ajustan de ser necesario”.
Con el transcurso del tiempo, los cambios en los pacientes resultan evidentes en múltiples dimensiones. “Físicamente se incrementa la fuerza muscular y mejora tanto el equilibrio como la coordinación motriz. También se observa como el paciente rápidamente se siente más seguro en su accionar diario aumentando la autoestima y su sentido de sí mismo”, describió Filich.
En el ámbito social, también se notan avances significativos en la interacción con otros niños, con el equipo profesional y en la disposición para participar de actividades grupales. Los chicos que asisten lo hacen con gran disposición y con muchas ganas de realizar las actividades, lo que permite superar resistencias y facilitar los procesos de aprendizaje.
“En el centro contamos con psicóloga, acompañantes terapéuticos, profesores de educación especial y educación física, y kinesiología. Estos profesionales son los que se encargan del trabajo diario y planificación de las sesiones según los requerimientos de cada paciente”, mencionó la coordinadora del espacio.
A su vez, en el área ecuestre trabajan un veterinario, instructores de equitación y personal a cargo del cuidado y entrenamiento de los caballos, quienes cumplen funciones fundamentales para el desarrollo de las terapias.

“El trabajo en equinoterapia es por esencia interdisciplinario. Cada profesional desde su área de incumbencia y según los requerimientos del paciente realiza sus observaciones en base a las cuales se arma el plan de trabajo de cada uno de los pacientes de manera individual”, señaló la profesional.
Durante cada sesión, el equipo de profesionales acompaña las actividades prácticas y al finalizar la jornada comparten una puesta en común para analizar el desarrollo de las mismas y ajustar en caso de ser necesario.
“Los caballos de equinoterapia son animales que presentan un temperamento especial, no cualquier caballo puede estar en una sesión. También llevan un entrenamiento específico y se trabaja sobre la sensibilización de los materiales y elementos que se utilizarán en la sesión”, indicó Filich.
Estos equinos son seleccionados cuidadosamente en función de su temperamento, tamaño y paso, y son entrenados para familiarizarse con los distintos elementos y situaciones que puedan surgir durante la terapia. Además, los caballos reciben entrenamiento por las tardes, atención veterinaria periódica, vacunación, análisis de salud y alimentación adecuada a la actividad que desempeñan.

Finalmente, la profesional destacó la importancia del vínculo que se establece entre el caballo y el niño como parte esencial del proceso terapéutico. “El caballo al ser un animal de presa está preparado instintivamente y con sus sentidos sensoriales sumamente desarrollados para reaccionar ante el peligro. Por este motivo es capaz de ‘leer’ el comportamiento y la actitud de los seres humanos y reaccionar a ellas, permitiendo que los niños puedan comunicarse y relacionarse sin necesidad de usar el lenguaje para ello”, reflexionó.
Selección de caballos
Este vínculo también se establece a través de la coherencia cardíaca y la transmisión de la misma, que poseen los equinos, y que actúan sobre centros neuronales específicos del ser humano, como las neuronas espejo.
El contacto, cuidado y la responsabilidad que los pacientes asumen sobre los caballos fomenta no solo su autoestima, sino también el sentido de responsabilidad y compromiso con el otro.
El cuidado, la selección y el entrenamiento de los caballos son fundamentales para garantizar la efectividad de las sesiones de equinoterapia. Para esto, el equipo ecuestre tiene un papel central en este proceso, asegurando que cada animal reciba la atención adecuada y responda a las necesidades terapéuticas de los pacientes.
“El trabajo del equipo ecuestre es básicamente la responsabilidad a cargo de los caballos. Esto refiere a la selección para cada actividad, a los cuidados diarios y permanentes, al entrenamiento, a su sanidad, seguridad y bienestar”, explicó Carolina Allaragüe, directora del Centro Provincial de Equinoterapia.
El equipo está conformado por una instructora de equitación de la Federación Ecuestre Internacional (FEI), un veterinario, una responsable ecuestre especializada en equinoterapia, un jefe de caballeriza de oficio, una auxiliar veterinaria que también es estudiante avanzada, y cuatro petiseros que desempeñan tareas específicas en el cuidado de los caballos.
“La selección de un caballo para equinoterapia implica un conocimiento profesional. Se tiene en cuenta el estado de salud en general, la edad, el temperamento, la alzada y los movimientos en sus diferentes aires. El caballo de Equinoterapia recibe un entrenamiento particular para cada caso y acción que va a realizar y lo determina el profesional ecuestre”, señaló Allaragüe.
Esta preparación específica contempla rutinas de ejercicios propios de la equitación que mejoran su musculatura, flexión, ritmo y estado físico, además de habituarlos progresivamente a los estímulos que formarán parte de las sesiones con los pacientes. “En el Centro hay quince caballos de equinoterapia que están en diferentes etapas de actividad”.
Entre ellos, algunos ejemplares se encuentran en formación, otros participan activamente en las sesiones, y un grupo de caballos retirados continúa recibiendo cuidados y un trato especial.
“Estos últimos merecen todos nuestros cuidados y reconocimiento por la tarea realizada y son los abuelos mimados del equipo. Nuestra eterna gratitud es para ellos”, expresó Allaragüe al referirse al rol que conservan en el centro.

