El colectivo feminista volvió a copar las calles de Misiones en otra edición de la marcha, con pedidos de justicia y más políticas públicas en materia de género
miércoles 04 de junio de 2025 | 6:08hs.
Se reeditó ayer en Posadas la marcha Ni Una Menos, que alerta sobre la violencia contra las mujeres. Pese a algunos avances, la realidad marca que “no hay nada para festejar”, dijeron las manifestantes. Foto: Natalia Guerrero
Ayer las calles de Misiones volvieron a llenarse de pañuelos, carteles, cantos y abrazos. Se cumplieron diez años de aquella primera movilización que, en 2015, visibilizó la violencia machista en todo el país y encendió una chispa colectiva que aún no se apaga. Desde entonces, el movimiento feminista argentino conquistó leyes, ampliado derechos y transformado a la sociedad. Pero también se enfrenta hoy a retrocesos, resistencias y discursos de odio.
En Posadas, el epicentro de la jornada, se escucharon voces diversas: estudiantes, activistas, artistas, familiares de víctimas y autoconvocados. Todas coincidieron en un mismo diagnóstico: a diez años del primer Ni Una Menos, el reclamo sigue siendo urgente.

Jazmín Kinder, de la agrupación LGBTIQ+ 1969, sintetizó el sentimiento generalizado entre muchas manifestantes: “En realidad, a 10 años del primer Ni Una Menos no tenemos nada para festejar porque todavía siguen viéndose las cuestiones que llevaron a que exista el movimiento. Sí podemos celebrar que somos un movimiento pionero en el mundo, que se llegó a globalizar, que fuimos influencia para el movimiento de mujeres y disidencias en gran parte del mundo. Pero luego, por las intervenciones de los distintos gobiernos que o hacen demagogia con la cuestión del género o directamente son odiadores seriales, la cuestión no ha cambiado”.
La militante también cuestionó con firmeza el rol de las gestiones estatales: “Tenemos este gobierno que ataca todo lo que pudimos arrancar desde la lucha. Entonces, es para venir a decirle a este gobierno que no van a pasar sobre los derechos que hemos conquistado”.
“Esta red existe, hay que sostenerla”
Entre carteles que recordaban a víctimas y exigían justicia, también se expresaron jóvenes como Micaela Machado, estudiante de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNaM. En diálogo con este medio, reflexionó: “Para mí, Ni Una Menos es la masividad que unifica todas las violencias y luchas. Fue un colapso como sociedad hace 10 años, y ese colapso nos permitió encontrarnos, levantar algo simbólico pero real. El poder decirle a una amiga, a una compañera, que estás viviendo una situación de violencia, y que exista una red que te contenga, que antes no tenías”.
Machado también advirtió sobre el contexto actual y la necesidad de reforzar la organización: “Hoy, en este contexto tan hostil, con tantos derechos que nos están arrebatando y la violencia más latente que nunca, hay que redoblar la apuesta. No con las mismas herramientas, pero sí repensándolas. Si supimos construir una marea que nos permitió conquistar leyes como la Ley Micaela o la ESI, ahora tenemos que volver a ser esa marea, aunque más crítica, más estratégica”.

Además, celebró que en las últimas movilizaciones haya mayor participación por fuera de los círculos militantes: “En un momento éramos solo las organizaciones sociales o estudiantiles, pero ahora se suma gente de a pie. Gente que se siente interpelada. Y eso es muy valioso”.
Machado también resaltó la importancia de abrir espacios culturales dentro del feminismo: “En Misiones y en Posadas particularmente hay estudiantes que son poetas, o que hacen de la poesía un escape, un arte. Estaría bueno empezar a habitar esos espacios, usar la cultura como herramienta política y de denuncia”.
Consultada sobre los efectos de los discursos de odio impulsados desde el gobierno nacional, fue enfática al mencionar que “al principio generaron pánico, pero ahora la gente se está acercando y participa. Las denuncias existen, están. No se ven tanto porque hay una política de no revictimizar. Pero las situaciones están todos los días, en todos lados”.
Justicia por Soledad Machuca
Uno de los momentos más conmovedores de la tarde fue el testimonio de Laura Martínez, madre de Soledad Machuca, víctima de femicidio, quien habló frente a los presentes en la plaza 9 de Julio con la voz quebrada pero firme: “Ni una menos porque queremos que sean respetados los derechos de las mujeres, de las madres, de las hijas, de nuestras sobrinas, de nuestras nietas, todas las mujeres. Ustedes, los hombres presentes, han nacido de una mujer, entonces deben respetar a la mujer en todo su aspecto, amarla, cuidarla y quererla mucho, y nunca jamás hacerle daño”.
Con un pedido directo a las autoridades judiciales, agregó: ”Yo quiero pedir esta noche a las autoridades, al señor juez y a todos los que integran esta causa sobre mi hija, sobre su asesinato, que hoy por hoy se encuentra solamente un implicado. Pero si hay más, vamos a ir por todos ellos y van a caer, y van a pagar lo que le han hecho a mi hija. ¡Justicia por Soledad Machuca!”.
Su testimonio, recibido con aplausos y lágrimas, volvió a recordar el motivo central de la marcha: cada nombre, cada historia, cada vida que falta.
La memoria como resistencia
Ayer no fue un acto de conmemoración. Fue una jornada de memoria activa, de dolor transformado en acción. Las mujeres y disidencias que marcharon por Posadas saben que los avances no son lineales, que los derechos se conquistan pero también se defienden. A diez años del primer grito, siguen diciendo que no van a retroceder.
Desde distintos espacios sostienen que mientras sigan muriendo mujeres por violencia machista, los discursos de odio se multipliquen, mientras haya impunidad y silencio institucional, seguirán en las calles.

