Se estimó que alrededor de 250 mil personas asistieron a la misa exequial en la plaza de San Pedro. Luego el féretro fue llevado para su sepultura a la basílica de Santa María la Mayor
domingo 27 de abril de 2025 | 6:06hs.
En la misa recordaron los logros de Francisco y su capacidad de empatizar. Foto: AP
Una multitud despidió al papa Francisco en un funeral histórico en la plaza de San Pedro.La misa exequial comenzó a las 5 (hora argentina) y fue presidida por el cardenal italiano Giovanni Battista Re. En el último adiós al argentino participaron 148 delegaciones de países y más de 250.000 fieles. Así, la Iglesia Católica despidió al líder que, 12 años atrás, surgió desde “el fin del mundo” para tomar las riendas del trono de San Pedro y transformar a una institución golpeada y alejada de su propia prédica.
El purpurado que encabezó la misa en la Plaza de San Pedro destacó que el Sumo Pontífice “trabajó siempre a favor de los pobres” y que “pese a sus graves problemas de salud, se entregó hasta el último día”. Así, frente a los fieles que condujo durante 12 años y con una Iglesia transformada, el argentino recibió el último homenaje antes de su sepultura.
Cientos de miles de fieles colmaron la plaza de San Pedro en la mañana de ayer para estar presentes en lo que fue la última despedida del argentino. Se estima que, aproximadamente, 250.000 fieles se hicieron presentes en el mismo lugar donde, menos de una semana atrás, el Sumo Pontífice se despidió de ellos. Así, su funeral se convirtió en uno de los más multitudinarios y emocionantes de la historia.
La jornada comenzó con el traslado del féretro a la plaza de San Pedro, para el comienzo de la misa exequial. Luego de tres jornadas de despedida, el cajón fue cerrado y trasladado. Tras esto, el ritual comenzó puntualmente a las 5 de la mañana de argentina. Fue el cardenal Battista quién tuvo la emocionante oportunidad de dirigir el último adiós al argentino.
En el inicio del sentido discurso, Battista aseguró que el papa Francisco “lideró una Iglesia deseosa de ocuparse de los problemas de la gente, capaz de iluminarse sobra cada uno más allá de cualquier credo”. En este sentido, destacó la capacidad del argentino para empatizar con católicos, miembros de otras religiones e inclusive ateos.
El cardenal luego destacó algunas particularidades del histórico pontificado. Según él, fueron “innumerables fueron sus gestos en nombre de los refugiados”. La migración fue una de las preocupaciones principales de Francisco quién – desde su primer viaje a la Isla de Lampedusa – dejó en claro su intención de acercarse a los más despojados.
“Siempre ha puesto en el centro el Evangelio de la misericordia, subrayando que Dios no se cansa de perdonar, perdonando siempre a quien pide perdón y vuelve al camino de Dios”, agregó Battista y resaltó que la fraternidad “guio todo su pontificado”, algo que destaca en su segunda encíclica, Fratelli Tutti.
Mientras el purpurado expresaba sus sentidas palabras, cientos de miles de fieles lloraban en una plaza de San Pedro colmada y soleada. El mundo despedía, no solo a un Papa, sino a un líder espiritual global.
No sorprende entonces la gran cantidad de delegaciones que se hicieron presentes desde todos los rincones del mundo. Fueron 148 en total (incluidos Palestina y Kosovo ) entre los que destacan también la presencia de 10 reyes y 10 organismos internacionales. Nunca un Sumo Pontífice había tenido tanta presencia de Jefes de Estado para su funeral.
El presidente Javier Milei estuvo acompañado por Guillermo Francos (jefe de Gabinete de Ministros), Manuel Adorni (vocero presidencial) y Patricia Bullrich (ministra de Seguridad), Sandra Pettovello (ministra de Capital Humano), Guillermo Werthein (Canciller) y Karina Milei (Secretaria de la Presidencia).

En medio de la despedida, desde la Oficina del Presidente compartió: “El Santo Padre llevó en su corazón el alma de nuestra tierra y la sembró en cada rincón del planeta. No le decimos adiós porque su legado ya es eterno”.
Presencias y charlas
Luego de la misa, el cuerpo del Papa fue trasladado hacia la basílica de Santa María la Mayor, donde fue sepultado. El recorrido en total fue de seis kilómetros y atravesó el corazón de Roma, en un acto lleno de simbolismos y sin precedentes en los tiempos modernos.
La asignación de los asientos en la explanada vaticana no es casual sino que sigue un estricto protocolo establecido por el rango del dignatario y por orden alfabético de sus países en francés.
Trump, acompañado por la primera dama, Melania, se situó en el comienzo de uno de los bancos de la primera fila y en el banco inmediato, separado por un pasillo, estaba el presidente de Finlandia, Alexander Stubb, y a su lado, Macron.

Sin embargo, la colocación en la plaza vaticana hizo que Zelensky, vestido completamente de negro, también estuviera en primera fila a pesar de que Ucrania (‘Ukraine’) está lejos de Estados Unidos (‘Etats-Unis) en el alfabeto. Posteriormente, desde Kiev confirmaron que Zelenski y Trump se habían reunido en Roma mientras Washington trata de lograr una salida negociada a la invasión rusa.
En el momento de darse la paz en la misa, pudo verse al mandatario estadounidense y a Macron dándose la mano. Por otro lado, a dos asientos a la izquierda de Melania Trump pudo verse al rey de España, Felipe VI, y a la reina Letizia, que encabezan la delegación española.
Un vínculo especial con los jóvenes
«Me sentí muy cerca de Francisco, me gustaba su bondad», dijo Flavia Chiodaroli, de 8 años de edad, que vino a Roma con sus padres desde Pavía, en el norte de Italia. “Quiero decirle a Francisco que lo quiero mucho y espero que el próximo papa sea como él”.
Chiodaroli fue una de los muchos niños y adolescentes que visitaron Santa María la Mayor el viernes como parte del Jubileo de los Adolescentes, que se está llevando a cabo en Roma a pesar de la muerte de Francisco. Se prevé que el evento atraiga a más de 80.000 adolescentes de todo el mundo al Vaticano para celebrar el vínculo especial entre Francisco y la juventud.»Los pobres tienen un lugar especial en el corazón del Santo Padre, quien eligió el nombre Francisco para nunca olvidarlos», señaló el Vaticano.
El lugar de entierro es también un mensaje
El papa Francisco eligió ser sepultado en la Basílica de Santa María la Mayor, cerca de un ícono de la Virgen que él veneraba, porque refleja su vida “humilde, sencilla y esencial”, indicó el viernes el arzobispo que administra la basílica.
El pontífice, que falleció el lunes a los 88 años de edad, será enterrado el sábado en un nicho de la basílica después de su funeral en la Plaza de San Pedro, a unos 4 kilómetros (2,5 millas) de distancia.
En un principio, Francisco se mostró reacio cuando el arzobispo Rolandas Makrickas le sugirió en mayo de 2022 que eligiera Santa María la Mayor para que fuese su lugar de descanso final. Makrickas había pensado en ese lugar debido a la añeja relación del pontífice con la basílica, sus vínculos con la orden jesuita de Francisco, su patrimonio artístico y espiritual, y sus lazos con el papado. Otros siete papas están enterrados allí, pero ninguno desde 1669.
En un principio, «él dijo que no porque los papas son enterrados en San Pedro», comentó Makrickas a los periodistas en la escalinata de la basílica. «Una semana después, me convocó a Santa Marta (su hogar en el Vaticano) y me dijo: ‘Prepara mi tumba’».
Posteriormente, el pontífice insistió en que su tumba fuese sencilla, enfatizando que la gente debería seguir viniendo a la basílica dedicada a la Virgen María «para venerar a la Virgen, no para ver la tumba de un papa», expresó Makrickas.
Francisco será enterrado bajo una lápida sencilla hecha de mármol de Liguria, la región italiana de la familia de su madre, grabada con su nombre en latín: Franciscus. Sobre ella colgará una réplica ligeramente ampliada de su cruz pectoral, con imágenes en relieve de un pastor que lleva una oveja sobre sus hombros y una paloma, pero sin otros adornos.
La tumba está colocada en un nicho junto a la capilla donde se encuentra el ícono Salus Populi Romani que el papa veneraba, y en una parte de la basílica que solía ser una puerta a un palacio adyacente donde vivieron cuatro papas. Durante su pontificado de 12 años, Francisco rezaba frente al ícono antes y después de cada viaje al extranjero.
La basílica también tiene un significado especial para el papa jesuita: es donde el fundador de la orden religiosa, san Ignacio de Loyola, celebró su primera misa el día de Navidad de 1538.
Santa María la Mayor es una basílica pontificia, una de las cuatro en Roma, y nunca ha sido destruida, dañada o quemada a lo largo de los siglos, con una historia que se remonta al siglo V.

